miércoles, 2 de febrero de 2011


Capítulo 4.


Silencio, Laura no sabe que contestar. No le odia, intenta hacerlo pero no puede.
-         ¿Qué quieres Marcos?- Ella evita la pregunta
-         Te quiero a ti…- se escucha en un susurro. La voz demuestra que esta triste, demasiado.
-         Já, ¿me quieres? No te lo crees ni tu, si total, solo soy un juguete del que fácil te desprendes…- Laura comienza a enfadarse. Su tono es más elevado de lo debido, menos mal que está en el jardín de su amiga.
-         Laura. Ahora en la playa, donde las rocas peligrosas. Aun queda un rato para que anochezca.
-         ¿Me lo estás ordenando o me lo pides por favor? – Laura, se queda boquiabierta al ver la orden que Marcos le ha dicho y, sin pensarlo esa fue su respuesta, una pregunta que con el tiempo, preferiría no haber dicho.
-         Por favor- su voz es tierna. 1 minuto de silencio- Ven, te dejaré marchar cuando tu quieras, creo que ya he hecho bastante como para evitarte que te vayas o te obligue a ir. Tienes razón, no vayas. Soy lo peor, no me merezco a una persona como tú. La persona de la que llevo enamorado 4 años y no soy capaz ni de enfrentarme a su ex novio. Ni de decirle que la quiero o que extraño sus besos más que a nada. No soy capaz de expresar mis sentimientos como deseo pero se lo que siento y en mi corazón solo hay sitio para ti, solo te quiero a ti…-Silencio, Marcos no lo soporta más. Sabe que no irá- Adiós Laura.
-         Marcos, no tardes- se da por vencida, las palabras de Marcos le han emocionado tanto que no ha podido evitar decirle que si.
-         Muchas gracias Laura, recuérdalo siempre ¿vale? . TE QUIERO. –
Laura cuelga el teléfono y comienza a andar en dirección a la playa. Otra vez al principio, donde no tuvo el valor de mirarle a los ojos la noche anterior, donde comenzó esa historia que ella desea que no acabe pero sabe que es lo mejor. Donde supo que, su amor verdadero era él. O eso parecía…
Llega la playa, le trae muchos recuerdos esas rocas, jugaba en ellas cuando era pequeña con Sun. Siempre será su sitio, el de ellas. El lugar donde van a pensar.
Se sienta en la arena, suspira.¿Qué haces aquí Laura? No debiste ser tan débil. No merece que pierdas tu tiempo en sus explicaciones. Tiene ganas de llorar pero no quiere, no, otra vez no. Decide que gritar, la tranquilizará un poco y grita, grita con todas sus fuerzas.
-         ¿Laura? – Una voz dulce le habla, parece que no está lejos. La reconoce fácilmente, desearía encontrarse con cualquiera antes que con él. 



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